domingo, 9 de enero de 2011


Erase una vez hace mucho mucho tiempo, se reunieron en la tierra todos los sentimientos y las cualidades de los seres humanos.
Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, tan loca como siempre, propuso jugar a un juego. Juguemos al escondite, dijo. La INTRIGA levanto una ceja intrigada, y la CURIOSIDAD pregunto acerca del juego. ¿Al escondite? Si, contestó la LOCURA, es un juego en el que yo cuento desde uno hasta un millón, de mientras, todos vosotros correis a esconderos, y al primero de todos vosotros que encuentre ocupará mi lugar. La ALEGRIA se emocionó por el juego y empezó a dar saltos secundado por la EUFORIA, y tanto saltaron que terminaron por convencer a la APATIA, que nunca tenía interés por nada. La VERDAD prefirió no jugar, dijo que a ella siempre la encontraban. El EGOCENTRISMO dijo que era un juego estúpido, solo porque la idea no era suya.
1, 2, 3... la LOCURA empezó a contar. La primera en esconderse fue la PEREZA, dio tres pasos y quedó tendida en un valle. La PASION y el DESEO se escondieron en el fondo de los volcanes, la ENVIDIA se escondió a la sombra del TRIUNFO, que había escalado hasta el árbol más alto con su propio esfuerzo. La GENEROSIDAD encontraba sitios maravillosos, pero todos se los cedía a sus amigos, un lago cristalino, perfecto para la BELLEZA, el vuelo de una mariposa, para la VOLUPTUOSIDAD, el susurro del viento, para la LIBERTAD, y finalmente ella quedó escondida en un rallito de sol.
….. 999.999, un millón, la LOCURA empezó a buscar, escuchó voces que venían del cielo y fue a ver, era la FE, discutiendo con dios, sobre teología. Encontró a la MENTIRA, estaba en el fondo de los océanos, en la cueva más profunda. Encontró al OLVIDO, aunque no recuerdo donde, buscó y buscó y uno a uno fue encontrando a todos los sentimientos y las cualidades de los seres humanos, a todos menos a uno. No encontraba al AMOR, buscó y buscó por todo el mundo y cuando estaba a punto de darse por vencida, vio una rosaleda llena de rosas rojas, se acercó a verlas y las agitó suavemente con sus manos, de pronto se escuchó un quejido. Las espinas de las rosas se habían clavado en los ojos del amor cegándolo para siempre, el amor lloró y lloró y la LOCURA con él. Le pidió perdón mil veces y finalmente le prometió ser su lazarillo por toda la eternidad y así es como hace mucho mucho tiempo, se jugó por primera vez al escondite en la tierra, y desde aquel lejano día, el AMOR es ciego y la LOCURA siempre le acompaña.

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