Solo había hueco para uno. Así que cuando llegaste tú, tuve que echar al sentido común de mi vida.
domingo, 30 de enero de 2011
Me he perdido. Lo acepto, me hundí en tus palabras, en nuestros sueños... nuestros proyectos, nuestras ganas de vernos, nuestra lujuria encerrada entre pestañeos. Recuerdo la última vez que te vi, tu cara de estúpido malote y mi cara de cabrona con tacones. Ardía algo entre nosotros, algo tan grande que conseguía mantenernos distantes... dejando el frenesí en un segundo plato. Y me quedé con hambre. No bastó con comernos con los ojos, con tantear las bocas a dos centímetros... no pudimos. No pude.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario