- No sé exactamente como definirlo, la verdad. No sé si es su manera de mirarme, la forma de sus labios, la profundidad de sus ojos, su sonrisa, sus manos, su cuerpo, o su pasión, su simpatía, su risa, su pensamiento, su forma de hacer las cosas... Pero es lo que quiero.
- He aquí la pregunta importante: ¿Estás lista?
- ¿Lista para qué?
- No estás lista.
- ¿Para qué cojones tengo que estar lista? Déja de marearme.
- Lo sabrás en su momento. Cuando llega, lo notas.
- Pero... Yo lo necesito. Es esperanza.
- ¿Esperanza? ¿En qué?
- En no volver a defraudarme.
- ¿Lo necesitas por tí?
- Es egoísta, pero es bueno para ambos.
- Explícate.
- Yo necesito saber si me cansaré.
- Entonces, no es bueno para ambos. Si te cansas, él sale perjudicado.
- Entonces, no era el elegido.
- Pero haces daño... ¿Nunca te paras a pensar eso?
- ¿Nunca? Estoy hasta los cojones de pensar en la gente. Quiero ser egoísta una vez. Quiero hacer algo por mí, al menos una vez en mi vida. No vengas a joderme ahora con esas.
- Tengo poco que decirte entonces, parece que ya has tomado la decisión.
- Más o menos. ¿Quieres saber como?
- Soy tú, imbécil. ¿Qué me vas a contar nuevo, que ya no sepa?
- Buena respuesta. ¿Cómo sería?
- Te acabo de decir que ya lo sé, y tú también, ya que somos la misma persona, pero distinto pensamiento.
-Por eso quiero saberlo.
- Lo único que tiene en común conmigo, es que ruge...
No hay comentarios:
Publicar un comentario