domingo, 14 de abril de 2013

Conocí antes su cuarto que a él mismo. Era naranja, no me gusta ese color para pintar una habitación y era todo orden. No tenía nada fuera de lugar, todo perfecto y un portátil encima de la cama. Él no estaba en casa. Otro día le vi por la esquina de su calle y ella me dijo, es Christian. Yo pensé que era muy guapo, no me lo imaginaba así las veces que me habían hablado de él. Tenía unos ojos que me llamaron la atención. Verdes. Nunca llegaron a presentármelo, simplemente ya nos conocíamos ambos. Iba a su casa, me saludaba desde el sofá, me sonreía y hablábamos de cosas de poca importancia. 
Primero lo besé, después me enamoré. No sé en que momento, poco a poco fue surgiendo el sentimiento y de repente; ¡PUM! ya era enorme. Ya no podía volver atrás, ni tampoco quería hacerlo. 
Hasta hoy.
PD: ahora su habitación sigue siendo perfecta, pero con un poco de mi desorden. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario